LA ESCUELA DE LAS AMÉRICAS

   La Escuela de las Américas (SOA por sus siglas en inglés) fue establecida en Panamá en 1946, y luego transladada a Fort Benning, Georgia en 1984.

   El presidente de Panamá, Jorge Illueca, describió al SOA como "la base más grande para la desestabilización en América Latina", y los principales diarios internacionales la apodaron "La Escuela de Asesinos". La historia apoya estas acusaciones.

   En Febrero de 2001, la Escuela de las Américas, cambia de nombre y pasa a llamarse "Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación de Seguridad" Western Hemisphere Institute for Security Cooperation (WHISC), inaugurado el 17 de febrero del 2001, no hay más que nuevas papeleras, timbres y letreros. El mismo edificio emplazado en los mismos terrenos, mantiene a los mismos instructores enseñando las mismas lecciones de crueldad , tortura y represión.

   Cientos de miles de latinoamericanos han sido torturados, violados, asesinados, desaparecidos, masacrados y obligados a refugiarse por soldados y oficiales entrenados en esa Escuela. Los egresados del SOA persiguen a los educadores, organizadores de sindicatos, trabajadores religiosos, líderes estudiantiles, y a los pobres y campesinos que luchan por los derechos de los damnificados.

   A lo largo de sus cincuenta y ocho años, el SOA ha entrenado más de 61,000 soldados latinoamericanos en técnicas de combate, tácticas de comando, inteligencia militar, y técnicas de tortura. Estos graduados han dejado un largo trecho de sangre y sufrimiento en los países donde han regresado. Hoy día, la "nueva" Escuela de las Américas (WHISC) entrena mas de mil de soldados cada año.

   La historia de muerte que rodea a los graduados de la Escuela de las Américas es larguísima: Cientos de miles de desaparecidos y ejecutados, centenas de miles de torturados, exiliados, y presos políticos dejaron en las dictaduras pasadas. Muchos tienden a pensar que esa historia acabó desde que la Escuela de las Américas cerró sus actividades en Panamá. Otros se han dejado engañar ante el nuevo nombre que hoy tiene. Sin embargo, la "industria de asesinos" sigue funcionando.

   Se ha conocido cómo antes del golpe de Estado de Argentina de 1976, se habían graduado en la Escuela del Ejército de las Américas, 600 militares argentinos.

  De éstos últimos, 58 militares tenían como plan de estudios, en el período 1970-1975, determinados cursos escogidos: en ellos se graduaron once en "operaciones de contrainsurgencia", siete en "contrainsurgencia urbana", trece en "operaciones en el monte", cinco como "oficial sin mando en inteligencia militar" y seis en "interrogatorio militar".

   Contradiciendo la ingenua imagen del "exceso" ocasional en la tortura cometido por algún represor perverso y psicológicamente desequilibrado, en este último curso, según el testimonio directo de un militar chileno apellidado González, ex-alumno boina negra del curso E-16 de Suboficial de Inteligencia Militar, los militares latinoamericanos eran torturados por sus propios instructores y a su vez se torturaban entre ellos, para poder luego ejecutar mejor ese mismo "procedimiento de interrogatorio" a su enemigo, es decir, a nuestros pueblos.

                                            M E N S A J E  S O L I D A R I O

  En apoyo a la movilización de SOA Watch por el cierre de la Escuela de las Américas

   Queremos hacer llegar nuestro abrazo solidario a todas y todos los militantes de la vida que, impulsados por SOA Watch (Observatorio de la Escuela de las Américas), trabajan en defensa de la justicia y la paz para el mundo entero. Sabemos bien que su lucha no es fácil, que desde el interior de los Estados Unidos no es sencillo oponerse a los proyectos imperiales. Y por eso nuestras primeras palabras son de reconocimiento y pleno apoyo a la nueva vigilia que, como todos los años desde 1990, realizarán frente a la Escuela de las Américas, en Fort Benning, Georgia, los días 19 y 20 de noviembre próximo.

   Sumamos así nuestras voces a las de los compañeros que en distintos países de América Latina y el Caribe protagonizarán en esa fecha una jornada de repudio a la militarización exigiendo el cierre de aquella Escuela de asesinos que en los años setenta entrenó a los ejecutores materiales del terrorismo de Estado contra nuestros pueblos y hoy continúa proveyendo de criminales uniformados para llevar adelante políticas violatorias de los derechos humanos así como los planes desestabilizadores y los golpes cívico militares con los que se pretenden frustrar las aspiraciones populares.

   Saludamos la decisión de los países de la región -Argentina, Venezuela, Bolivia y Uruguay- que han dejado de enviar soldados a la Escuela de las Américas, una institución que no ha variado su práctica, ni sus objetivos aunque ahora se denomine Instituto de Cooperación y Seguridad del Hemisferio Occidental (WHINSEC) y se haya mudado de Panamá a Georgia (EEUU).
   Pero, teniendo en cuenta que Colombia, Chile, Perú, Nicaragua, República Dominicana, Ecuador, Panamá, Honduras, El Salvador, Guatemala, Costa Rica, Paraguay, México, Jamaica, Belice y Brasil todavía envían tropas, comprometemos además nuestros esfuerzos para seguir luchando para que ningún país latinoamericano continúe enviando militares o policías a ésta u otra academia militar o policial con similares objetivos.

   Por nuestra parte, consideramos muy importante la reciente declaración pública del presidente de Bolivia Evo Morales en la que no sólo denuncia y rechaza el papel desempeñado por la Escuela de las Américas, sino también menciona la posibilidad de que Unasur instale un Instituto de preparación para las fuerzas armadas de la región donde los militares reciban una formación democrática y patriótica acorde con los principios de unidad latinoamericana y de integración con soberanía que necesitan nuestros pueblos. La creación de un Instituto de esa naturaleza sería una verdadera alternativa a la Escuela de Asesinos cuyo cierre reclamamos y, además, se correspondería plenamente con los objetivos que llevaron a Unasur a la creación de un Consejo de Defensa Suramericano y un Centro de Estudios Estratégicos donde los países de América del Sur pueden determinar con autonomía sus propios intereses geopolíticos y sus políticas de Defensa nacional.

                                                                                  Buenos Aires, Argentina, noviembre de 2010